El Comité de Bioética en la Universidad de San Carlos de Guatemala, (creado en el año 2000 por el Acuerdo de Rectoría No. 594-2000)

El Comité de Bioética en la Universidad de San Carlos de
Guatemala, (creado en el año 2000 por el Acuerdo de Rectoría No.
594-2000)
Como estudio de la moral, la ética es, ante todo, filosofía práctica cuya tarea no es
precisamente resolver conflictos, pero sí plantearlos. Ni la teoría de la justicia ni la
ética comunicativa indican un camino seguro hacia la sociedad bien ordenada o la
comunidad ideal del diálogo que postulan. Y es precisamente ese largo trecho que
queda por recorrer y en el que estamos el que demanda una urgente y constante
reflexión ética.
El ejercicio de la investigación científica y el uso del conocimiento producido por la
ciencia demandan conductas éticas en el investigador y el maestro. La conducta
no ética no tiene lugar en la práctica científica de ningún tipo. Debe ser
señalada y erradicada. Aquél que con intereses particulares desprecia la ética en
una investigación corrompe a la ciencia y sus productos, y se corrompe a sí
mismo. Hay un acuerdo general en que hay que evitar conductas no éticas en la
práctica de la ciencia. Es mejor hacer las cosas bien que hacerlas mal. Pero el
problema no es simple porque no hay reglas claras e indudables. Cabalmente la
ética trata con situaciones conflictivas sujetas a juicios morales.
La investigación cualitativa comparte muchos aspectos éticos con la investigación
convencional. Así, los aspectos éticos que son aplicables a la ciencia en general
son aplicables a la investigación cualitativa. Por ejemplo, lo que puede decirse
de las relaciones de la ciencia con los valores de verdad y justicia se aplica
correctamente también a esta modalidad de investigación. La práctica
científica como práctica de la libertad es igual cuando realizamos investigación
cualitativa. Sin embargo, los problemas, los métodos y la comunicación y
divulgación de la investigación cualitativa plantean algunos conflictos adicionales.
Podemos analizar las consideraciones éticas de la investigación cualitativa desde
algunos puntos. Para esta oportunidad veremos los valores específicos que tiene,
algunos de los principales enfoques éticos para discutirla y la evaluación ética de
la investigación.
Los valores específicos de la investigación cualitativa. La investigación
cualitativa reconoce la subjetividad de los sujetos como parte constitutiva de su
proceso indagador. Ello implica que las ideologías, las identidades, los juicios y
prejuicios, y todos los elementos de la cultura impregnan los propósitos, el
problema, el objeto de estudio, los métodos e instrumentos. Forman parte incluso
de la selección de los recursos y los mecanismos empleados para hacer la
presentación y divulgación de los resultados e interpretaciones del estudio. Las
implicaciones de esta condición tienen grandes consecuencias.
Aparte de las dificultades ya presentes en las investigaciones de otros tipos, la
investigación cualitativa tiene desafíos adicionales ante sí. La investigación
cualitativa en las ciencias humanas indaga, en la condición humana. Eso
significa que construye conocimiento mientras acoge – y al mismo tiempo que
evita caer en reduccionismos – la complejidad, la ambigüedad, la flexibilidad, la
singularidad y la pluralidad, lo contingente, lo histórico, lo contradictorio y lo
afectivo, entre otras condiciones propias de la subjetividad del ser humano y su
carácter social. Tales condiciones son características del objeto de estudio a la luz
del enfoque cualitativo, al mismo tiempo que son también valores cultivados
durante la investigación. Lo son porque en una buena medida la riqueza de la
investigación cualitativa depende de qué tan bien hemos captado y descrito dichas
condiciones en la búsqueda de los significados.
Una mención especial merece el diálogo. A partir de un enfoque cualitativo,
aceptamos que el objeto de la investigación es un sujeto interactivo, motivado e
intencional, quien asume una posición frente a las tareas que enfrenta. Por esa
razón, la investigación no puede ignorar que es un proceso de comunicación
entre investigador e investigado, un diálogo que toma diferentes formas. La
ética comunicativa estudia muchas facetas e implicaciones de la dignidad del ser
humano como interlocutor. Indica que la categoría de persona, central en el ámbito
ético, se expresa como interlocutor válido, cuyos derechos a la réplica y la
argumentación tienen que ser pragmáticamente reconocidos. Y ese
reconocimiento recíproco básico es el elemento vital sin el que una persona no
podrá llegar al conocimiento de la verdad de las proposiciones y la corrección de
las normas.
A partir de aquí construye una teoría de los derechos humanos y una teoría de la
democracia participativa. Además, perfila una noción de autonomía sumamente
fructífera en varios campos de la vida social. El punto de llegada es el de los
individuos que, por su competencia comunicativa, tienen derecho racionalmente a
participar en pie de igualdad en la deliberación y decisión de las normas a las que
han de someterse.
No hay reglas definidas para estudiar esas condiciones en todos los casos. Cada
estudio particular debe explorarlas para el caso concreto. 

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